En estos momentos en Canadá se está cultivando una variedad de tomate modificado genéticamente para contener antocianinas, un pigmento que otorga su color azul algunas frutas como los arándanos. Estos tomates, a diferencia de los que podemos comprar en el supermercado, no son ni rojos ni verdes. Son por puras, como consecuencia de las antocianinas que contienen.
El objetivo de este tomate, lejos de ser una curiosidad, es ser una herramienta para prevenir el cáncer. Las antocianinas contenidas en arándanos y otra fruta "de color azulado" tienen una labor antioxidante y se ha comprobado que disminuyen la prevalencia de cánceres en experimentos realizados con animales. No hay ninguna fruta o verdura que tenga una cantidad significativa de antocianinas, que tenga un precio razonable, que esté disponible todo el año y que además esté dentro de la dieta habitual de los seres humanos. De haberla, podría tener beneficios muy interesantes para la salud de las personas.
El tomate, por la contra, es un vegetal que está disponible durante todo el año, que es barato y que tiene un precio bastante asequible. Por ello un grupo de investigadores en Reino Unido han diseñado una variedad modificada genéticamente de tomate para incluir un gen que hace que el tomate genere antocianinas, las cuales al combinarse con el color típico rojo del tomate terminan generando el color púrpura que se puede observar en la imagen.
En estos momentos en Canadá se han producido ya 1200 litros de jugo de tomate púrpura. El objetivo de este proyecto sería conseguir una producción masiva de estos tomates, y emplearlos en la cocina ordinaria, en pizzas, espagueti, etcétera. A pesar de su apariencia diferente, el sabor es idéntico al de los tomates normales, pero contienen ese agente antioxidante que entre otras cosas ayuda a prevenir el cáncer.