Hace unos pocos días en la prestigiosa revista médica The Lancet se ha publicado un artículo realizando una revisión de los resultados de los primeros nueve años en los que se han realizado trasplantes de cara. En el artículo, se analizan 28 cirugías de esta naturaleza, aunque en este momento ya son 30 las que se han realizado en todo el mundo.
Aunque la mayoría de los pacientes han padecido episodios de rechazo agudo al trasplante, la medicación ha conseguido paliar esta situación y ninguno de los pacientes ha presentado rechazo crónico a su nuevo rostro. Los resultados desde el punto de vista de recuperación de movilidad en la cara, recuperación de sensibilidad en la cara y de e impacto psicológico del paciente han sido considerablemente más positivos de lo esperado. La mayor parte de los pacientes tienen sensibilidad en la cara al cabo de unos seis meses de la operación. Y esta sensibilidad reaparece incluso en aquellas cirugías en las cuales no se realizó el empalme de los nervios sensoriales durante el proceso; es decir, toda la sensibilidad recuperada se debe a la regeneración del propio organismo del paciente.
El impacto sicológico para el paciente ha sido tremendamente positivo, y el miedo inicial que existía por parte de algunos pacientes al rechazo psicológico por pasar a ver una cara diferente a la suya en el espejo no ha sido relevante. No obstante, hasta la fecha se ha sido muy cuidadoso a la hora de seleccionar a los pacientes que se iban a someter a la operación, realizando un estudio psicológico detallado de estos y asegurándose de que estos pacientes tuviesen una red de soporte de familiares y amigos que pudiesen apoyarles tras la operación.
De las 30 operaciones realizadas hasta la fecha, tres pacientes han fallecido, aunque en circunstancias muy particulares (las lesiones en la cara no eran el único problema que presentaban). En general, estos primeros nueve años de trasplantes de cara dan motivos para ser tremendamente positivos acerca de esta cirugía.
En la imagen podéis ver una foto de un paciente, Richard Norris, que recibió un trasplante de cara completo, incluyendo los huesos, en una operación realizada por el autor principal del artículo de la revista The Lancelet.