Un grupo de investigadores norteamericanos recientemente han presentado en un congreso científico (IEEE MEMS 2015 ) sus últimos avances en el desarrollo de dispositivos electrónicos implantables en el cuerpo para el tratamiento de infecciones. Estos dispositivos están hechos de magnesio y seda, dos materiales que no son perjudiciales para el cuerpo.
La seda, producida por un gusano de seda, es cristalizada mediante un proceso que permite controlar el tiempo que tardará en ser disuelta por los fluidos del cuerpo humano. El magnesio permite construir circuitería electrónica en lo que termina siendo una especie de "calcomanía", una fina película de seda cristalizada con circuitería construida con el magnesio dentro de él.
Empleando esta tecnología, han construido un dispositivo que se ha implantado debajo de la piel de ratones que habían sido infectados por la bacteria Staphylococcus aureus. Estos dispositivos tenían capacidad para calentarse respondiendo a comandos externos. El calor era generado por una resistencia de magnesio construida dentro del encapsulamiento de seda cristalizada. Al calentarse el dispositivo mataba las bacterias responsables de la infección. Después de 24 horas de tratamiento con el dispositivo electrónico, los ratones estaban libres de la infección de la bacteria.
La parte más interesante es que el dispositivo se había disuelto al cabo de 15 días. Si bien para colocar el dispositivo en el ratón hizo falta una cirugía para introducirlo debajo de la piel de éste, no fue necesario ningún tipo de cirugía para retirarlo. Y los ratones no padecieron ningún tipo de efecto secundario derivado de haberse disuelto el dispositivo.
Esta tecnología también se ha empleado para suministrar drogas a los ratones. La droga en cuestión está encapsulada dentro de la seda cristalizada. En el momento adecuado, el dispositivo se calienta, derritiendo parte de las celdas liberando una dosis determinada de la droga.