Ésta es la conclusión que arrojan los estudios realizados a lo largo de la última década. La estimulación cerebral profunda es una técnica que requiere la implantación de electroestimuladores en el cuerpo del paciente que estimulan eléctricamente regiones del cerebro. Sin embargo, todavía no se comprenden en detalle los mecanismos por los cuales la terapia funciona. Y lo que es peor, en ocasiones la terapia de estimulación cerebral profunda no funciona, y no se sabe porqué. Ambas situaciones suponen una barrera importante para pasar la fase de estudios clínicos y generalizar el uso de estos dispositivos.
La estimulación cerebral profunda es una técnica que se emplea de modo habitual en pacientes que sufren Parkinson para tratar el temblor, estimándose que ahora mismo en el mundo hay unos 150.000 pacientes de Parkinson que tienen implantado un dispositivo de este estilo, que podríamos definir como una especie de "marcapasos" para el cerebro. El éxito en este campo, así como en muchos pacientes con depresión que han sido tratados con esta técnica, hace que a medio plazo uno sea optimista sobre el potencial de la estimulación cerebral profunda para tratar la depresión. Pero primero tenemos que comprender mejor porque no siempre funciona y los mecanismos subyacentes cuando funciona.