Los ojos biónicos (como este o este otro) o los oídos biónicos (implantes de cóclea) no son tecnologías demasiado novedosas en el campo de la ingeniería biomédica. Tampoco lo son los sensores de tacto para prótesis, aunque hemos tenido que esperar hasta el año pasado para que se comercializase la primera de ellas. Pero el concepto de "nariz biónica" es bastante más novedoso. Este tipo de dispositivos están pensados para pacientes que han perdido el sentido del olor debido a una herida del cerebro o, especialmente en los últimos años, derivado de alguna enfermedad que afecta al olfato como el COVID-19.
La nariz biónica que veis sobre estas líneas ha sido diseñada por los investigadores Richard Costanzo y Daniel Coelho. Emplea sensores similares a los que se emplean en las narices electrónicas para la identificación de elementos químicos en el aire. Estos sensores (el número 1 en la imagen) van situados en unas gafas que tienen un pequeño transmisor (número 2) que se puede comunicar de modo inalámbrico con un implante que está situado en el craneo del paciente. El implante tiene un pequeño módulo de comunicaciones (número 3) y un array de electrodos (número 4) que ha sido reutilizado de un implante de cóclea.
Esta tecnología todavía está en una etapa incipiente y pasarán bastantes años antes de que veamos algún producto comercial basado en ella.